Existe una reacción en todxs nosotrxs que los científicos llaman el instinto de “Fight & Fly” o “Lucha & Huída”.
El instinto son memorias grabadas en nuestro ADN que provienen de las experiencias anteriores, nos permitieron evolucionar y llegar hasta donde hoy llegamos como seres humanos.
De este modo, al enfrentarnos a un peligro, nuestro ADN cargado de memoria genética devela el instinto de “Lucha & Huída” y genera en el cuerpo una cierta reacción física y fisiológica activando el sistema nervioso simpático, que nos permite lidiar con esa amenaza, respondiendo más que al 110% de nuestra capacidad con el objetivo de sobrevivir.
Sin demorarme mucho más en explicaciones quiero contarte que ésta es la reacción que el estrés produce en el cuerpo. Y ya todxs sabemos cómo reacciona el cuerpo ante una situación de conflicto. Estuvimos allí, ¿no?
El asunto es que este instinto no distingue entre amenazas pequeñas o gigantes ni las reales de las imaginarias.
Decime ¿ Alguna vez te despertaste sobresaltadx de un sueño?¿Acaso no estabas agitadx por una situación de peligro absolutamente mental?
El conflicto de la vida actual es que tenemos el mayor nivel de confort que la humanidad ha alcanazado hasta ahora y no hay leones que nos corran, pero si mandatos, jefes, horarios y estructuras que nos hemos creado.
Además, con el nivel de stress que tenemos en la vida actual, la velocidad de las sociedades, las redes sociales, las “amenazas de peligro inminente” que nos intentan instalar desde el sistema que nos sostiene en una actitud de víctima y consumidor, la nula educación emocional, los vínculos y las preocupaciones humanas que a todxs nos aquejan, nos llevan a tener una actividad en constante estado de alerta, sosteniendo activo casi de modo crónico el instinto de Lucha & Huída.
La teoría indica que cuando la amenaza pasa, o la persona ve la situación, la dimnesiona y resuelve, este instinto se desactiva y el cuerpo se relaja.
Pero, ¿y qué pasa cuando no se relaja? ¿Qué pasa cuando no podemos desactivar el estado de alerta? Los sistemas de nuestro cuerpo se saturan. El cuerpo no da abasto, el cuerpo se enferma.
Pero no son todas malas noticias.
Seguime el hilo.
Explicarte todo esto hasta aquí es en parte para que sepas que no estas solx. Que si viviste o vives una situación de peligro y tu cuerpo reacciona de esta manera, es normal. Es tu instinto humano que, aunque no lo creas en ese momento, está tratando de que sobrevivas. También es importante que pidas ayuda, te permitas conversar con alguien que te pueda escuchar y que sigas leyendo.
Es que gracias a la fuerza de la vida que nos conforma, nuestro cuerpo humano así como desarrolló este instinto para sobrevivir ante una amenaza, también desarrolló otro instinto que viene junto a un desgaste integral intenso tanto a nivel físico, mental y/o fisiológico.
Escribo este artículo para reivindicar su necesidad, su importancia, su valor. Porque si nos quedamos en el discurso del estrés, nunca saldremos de él. Porque de una sola polaridad no se compone el todo.
Este instinto al que honro su existencia es el de “Rest & Digest” o “Descanso & Digestión». El instinto que activa nuestro sistema nervioso parasimpático y la función de recuperación de nuestros cuerpos, la reparación de tejidos y devolver el estado de calma al ser humano. Lo que vendría a ser el opuesto complementario del fight &fly.
Cada sistema humano luego de un desgaste intenso lo que necesita es DESCANSAR Y DIGERIR. Es de esta forma como nuestros cuerpos físico, fisiológico y mental pueden recuperar su estado de funcionamiento en reposo luego de la batalla o combate que haya implicado la resolución del conflicto para la cuál el “Lucha&Huída” se había activado.
Es solo a través de un buen reposo que el cuerpo puede realizar su función natural de sanar, de recomponer y de curar las heridas que nos duelen por dentro y fuera.
¿Acaso cuando el cuerpo enferma no es reposo lo que lxs medicxs indican?
¿Acaso es necesario enfermar para reconocer que descansando el cuerpo puede volver a funcionar apropiadamente?
La digestión, en su sentido más próximo, la vamos a relacionar con una buena alimentación como el combustible que nuestro cuerpo necesita en este estado de recuperación, para alcanzar su óptimo funcionamiento.
En otro sentido más amplio, me interesa la exploración y promoción de los espacios de digestión mental dentro de nuestro proceso de Descanso.
Al igual que realiza el proceso digestivo fisiológico con el alimento que le brindamos, la actividad mental también necesita de ese espacio vacío en donde puede ocuparse de cocinar las ideas, transformarlas en alimento mental y liberar lo que no se necesita.
La rumiación de los pensamientos, el repaso mental de la situación una y otra vez, el tratar de entender cómo fueron los sucesos, todos los pensamientos que se nos fueron pasando por la cabeza, las emociones que emergieron y todo lo que la mente generó durante la situación de amenaza también necesita ser digerido, asimilado, transformado en energía vital y liberado.
Si no nos permitimos estos espacios, allí quedará repitiendo un poquito como el ajito.
Para mi gran sorpresa, pocas de las personas con las que alguna vez comentamos algo sobre el instinto de Lucha y Huída conocían a su contrafrente tan e igual necesario de Descanso y Digestión.
Un poco me sorprendió y un poco, la verdad que no. En este sistema en donde la explotación del recurso es la ley y donde el ser humano es el recurso por excelencia, no me cabe ninguna duda que estamos sobreexplotados por otrxs y por nosotrxs mismxs, al ser la forma de vivir que hemos aprendido.
Y antes de finalizar, me gustaría hacer algunas salvedades en relación al descanso: Que no caigamos en el prejuicio castigador de la vagancia y que no confundamos distracciones sensoriales con descanso profundo que libera tensiones físicas, mentales y emocionales.
Siento que es necesario conocer, difundir y practicar que el Descanso y la Digestión son herramientas sanadoras, empoderadoras, que nos permiten recobrar la fuerza, no estar cansadxs crónicamente y quizá, poder ver a las potenciales amenazas con más fuerza esta vez, con otros ojos, con otra experiencia, con otra sabiduría.
La fuerza de la vida está disponible para nosotrxs ahí.
Vamos a tomarla.
¿Te das espacios de descanso profundo? ¿Descansas cuando duermes? ¿Te sentís en estado de alerta constante? ¿Cómo canalizas el estrés?
Si quieres experimentar sesiones de absoluto relax físico, mental y emocional, te invito a que me contactes para que podamos andar ese camino en compañía a través de las sesiones de Yoga Nidra.
Te envío un abrazo gigante.
Mercé
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