Sobre el vacío

Reflexionando sobre la enseñanza del vacío, lo que el Budismo nos propone es que todos los objetos, situaciones, eventos carecen de sentido inherente. Es decir, se encuentran vacíos de significado propio. Así, obtienen el sentido que le observadore le da, a partir de su experiencia, conocimiento, historia, perspectiva, situación, contexto, etc.

Es decir, que todo es vacío hasta que se le da un sentido y tal sentido también es relativo a cada momento y a cada quien, por lo que no hay un único sentido que defina de forma absoluta al objeto de observación.

La realidad creada es resultado de un proceso ilusorio de la mente, no es una verdad absoluta, es relativa. Considerar un sentido como absoluta verdad es una simple fantasía de la mente que observa y clasifica.

Cuando consideramos el vacío como característica del objeto de observación, nos acercamos también al concepto del todo. Porque al estar libre de significado intrínseco, el objeto tiene la potencialidad de serlo todo.

Cada identificación, relación, significado que se le brinde es real y fantasía/ilusión al mismo tiempo. Está repleto y vacío de significado al mismo tiempo.

Veamos el ejemplo de un árbol. Para alguien significa sombra, para alguien leña, para otre la aventura de escalarlo, para otre el miedo de caer de él, para un perro será un sitio donde hacer pis, para un bichito será un espacio gigante donde encontrar comida, para un pájaro será refugio, para un pichón que no vuela todavía será todo su mundo, cuando despegue será solo un sitio más de todos los árboles del mundo. También es oxígeno y absorción de carbono.

Algo tan simple como un árbol tiene tantas realidades como quien observe y le brinde significado en ese momento. Que quizá en otro momento, también sea otra la forma de ver y otro el significado brindado al mismo objeto.

Si nos acercamos a esta forma de observación, la próxima ocasión que veamos un árbol, podremos ver que lo que nos significa a cada une de nosotres en ese momento es solo una de las infinitas posibilidades que el árbol tiene per se.

Lo mismo pasa con todo. Con absolutamente todo.

Podemos profundizar y llevarlo a lo que suceda a nuestro alrededor e incluso, dentro de nosotros también. Vamos a nuestra mente. Si el objeto de observación somos nosotres mismes, nuestra mente y somos testigues del proceso de dotar de significado a los propios pensamientos que cruzan por nuestra mente, también podemos ver como éstos son una fantasía creada a partir de nuestro entendimiento, experiencia, tendencia, situación, momento. No es una verdad absoluta.

Entonces, nosotros mismos y nuestra mente tiene la misma característica de ser carente de sentido propio y al mismo tiempo, contar con la potencialidad de adquirir infinitos significados.

A lo que nos lleva esto (y de la forma en que me gusta verlo para poder aplicarlo a la vida diaria) es que lo único incorrecto es creer que nuestra forma de ver la vida es una verdad absoluta. Ni siquiera nuestros propios pensamientos y procesos internos, dado que todo está sujeto a diferentes e infinitas posibilidades de percepción tan válidas como esa que creímos única y absoluta.

En la meditación misma, tener presente que los pensamientos también son creaciones ilusorias de la mente nos invita a quitarles la relevancia que en ese momento nos distrae y busca retener la atención. Si podemos ver que ese pensamiento distractivo es una fantasía creada por la mente, que también tiene la característica de ser infinita y vacía, nos abrimos la posibilidad de apertura, de observación sin apego, de contemplar quizá otros sentidos que sean válidos también.

En la vida diaria, tener esto presente nos invita a comprender que cada una de las personas y espacios con los que interactuamos, tiene su propia percepción, forma de ver, experiencias y contexto que dotan de sentido al objeto de observación y que es tan válida como las distintas formas de ver que podemos presentar nosotres tmb. Entonces, la conversación de si compartimos o estamos de acuerdo con esa forma de ver carece de sentido al comprender que todas las formas de ver son tan válidas como ilusiones de nuestra mente.

Si podemos obtener una conclusión es que toda percepción es válida y a la vez, tampoco deberíamos atarnos a ninguna porque todas ellas provienen de una creación de la mente que necesita ordenar el mundo para darle sentido, Al ser relativo, no es un sentido absoluto.

El vacío es forma y la forma es vacío.


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