Club de Lectura: El Arte de la Felicidad #4

Recapitulando, en las dos primeras entregas vimos como nos introducen a esta idea de que la felicidad depende más del estado de nuestra mente que de factores externos y, por tanto, está en nuestra posibilidad crear esta felicidad para contribuir a un mundo mejor. ¿Cómo se logra? Entrenando nuestra mente.

Te dejo el enlace a la Bienvenida al Club de Lectura e Introducción al libro El Arte de la Felicidad para que puedas ir poniéndote al día brevemente.  Si lo prefieres, en el canal de Télegram tienes la opción de escucharlo en audio. 

Capítulo 3
Entrenar la mente para la felicidad

El camino a la felicidad 

El mensaje es directo y claro:
“Una vez que tenemos cubiertas las necesidades básicas de comida, abrigo y refugio, no necesitamos más. No necesitamos más dinero, más éxito o más fama, no necesitamos el cuerpo perfecto, ni la pareja perfecta. En este momento, tenemos una mente, que es el equipamiento básico que necesitamos para alcanzar la completa felicidad.” 

Hay una sabiduría antigua que reza que “Así como es arriba, es abajo. Como es adentro, es afuera” y en esta explicación del Dalai Lama sobre los diferentes tipos de mentes, aplica perfectamente. 

Muy simplemente podemos observar y notar que las condiciones externas que existen en la vida son muy variadas: Hay algunas que son útiles o positivas que deseamos cultivar y hacer crecer, otras que son dañinas o negativas, de las que nos queremos librar o que no se vuelvan a presentar y otras que son neutras. 

De igual forma ocurre con las condiciones internas. Tenemos distintas mentes o pensamientos y tal como ocurre fuera, ocurre dentro, algunos pensamientos son útiles o positivos, algunos negativos o dañinos y otros son neutros. 

Entonces, el primer paso para la búsqueda de la felicidad consiste en aprender a identificar cómo nos dañan los pensamientos y emociones negativas y cómo los pensamientos y emociones positivas son nutritivas y útiles.
No solo a nivel personal/individual sino también en un aspecto familiar, social y colectivo.  

En este proceso de observar, reconocer, aprender y analizar cuáles emociones/pensamientos son beneficiosos y cuáles son dañinos iremos desarrollando el deseo de cambiar a partir de reconocer que la felicidad de nuestro futuro depende de nosotres

Una vez que entendemos esto, no necesitaremos más convicción para alentarnos a aumentar las emociones positivas por más difícil que parezca la tarea. 

El DL nos explica que lo podemos ver desde la óptica de la causa y efecto:
Si deseo que algo suceda, voy a procurar las acciones necesarias que puedo realizar para que así sea. De igual forma, si deseo que algo no suceda, lo mejor que puedo hacer es procurar que no estén dadas las condiciones en las que tal evento se presenta. 

Así mismo sucede con nuestro estado mental: si deseamos que la felicidad suceda debemos procurar las causas que nos la traen. Y si deseamos no sufrir, debemos procurar que no se presenten las causas que traen el sufrimiento. 

Entonces, el segundo paso es examinar y reconocer la enorme variedad de estados mentales que experimentamos. Debemos desarrollar la capacidad de observarlos y hacer una distinción entre estos estados; Clasificarlos y definir si nos acercan a la felicidad o no. 

Sentimientos como ira, odio, enfado, celos, son considerados negativas porque destruyen la felicidad de la mente. Al estar llenos de estos sentimientos y vincularnos con otras personas, lo vamos a realizar desde este lugar hostil, cultivando más miedo, inhibición ansiedad e inseguridad. 

En su sentido contrario, los estados mentales de amabilidad, amor y compasión son muy positivos y útiles.
Al cultivar estas emociones de calidez se abre una puerta interna y externa que nos permite comunicarnos más fácilmente con otres, nos vincula y nos permite vernos desde un lugar humano, reconociendo a les otres como uno. Existe menos necesidad de ocultar cosas porque crea un sentimiento de amistad, confianza y cercanía. 

Disciplina Mental

En este apartado, el autor trae una pregunta que, me arriesgo a decir, la tenemos todes:
¿Si estamos hablando de algo tan práctico y racional como identificar y cultivar los estados positivos de la mente y reducir los negativos, por qué hay tanta gente infeliz?

Cultivar la verdadera felicidad implica un cambio de perspectiva, una transformación en tu forma de pensar y esto no es tan simple porque depende de un montón de factores que están también en constante movimiento. 
Todo cambio, tanto a nivel físico como mental, lleva tiempo. 
Se requiere la repetitiva aplicación de varias técnicas y tomarse el tiempo para familiarizarse con ellas. 
Es un proceso de aprendizaje. 

La práctica es una constante batalla interna que reemplaza condiciones negativas previas y/o nos habitúa a nuevos condicionamientos positivos. 

La buena noticia es que sea cual sea la disciplina que queramos aprender, sabemos que no hay nada que, a través de la práctica, no se vuelva más fácil. 

De esta forma y con tiempo, las perturbaciones llegarán pero sabremos como gestionarlas.

El DL nos invita a observar cómo a medida que continuamos la práctica, se pueden hacer realmente cambios muy grandes. 

Y nos hace una propuesta realmente sencilla; Cada día al despertar, proponernos una motivación positiva pensando:
“Voy a utilizar este día de una forma positiva. No voy a desperdiciar este día.” 

Y cada día al irnos a dormir, darnos momento de reflexión para chequear lo hecho:
“¿Usé mi día como lo tenía planeado?” 

Si efectivamente fue como te habías propuesto, celebrate. Si no, toca observar qué fue lo que hiciste y cómo se podría mejorar para la próxima. 

Utilizando este tipo de métodos podemos poco a poco reforzar los aspectos positivos y lograr un cambio mental. 

La ciencia nos lo explica desde el concepto de la neuroplasticidad, que determina la capacidad inherente de nuestro cerebro de modificar las conexiones neuronales a través del aprendizaje de nuevos patrones de funcionamiento. 

Nuestro cerebro no está fijo e indefinidamente estático. Es maleable, está en constante cambio, adaptación y reconfiguración en relación a la nueva información y experiencias que recibe.
La movilización y puesta en práctica de nuevos pensamientos nos permite recablear las conexiones de nuestras células nerviosas y cambiar la forma en que nuestro cerebro funciona.  

Disciplina Ética

Avanzando en la conversación surge señalar que para una existencia en felicidad, tener un comportamiento ético es tan necesario como la disciplina interior que debemos cultivar. 

Según las enseñanzas del Buda,  la disciplina y los comportamientos saludables van de la mano, así como también la falta de disciplina y los comportamientos insalubres. 

Cuando hablamos de disciplina, aclara el DL, que siempre hace referencia a la autodisciplina. No a la que es impuesta externamente por alguien más sino a la que apelamos cuando queremos sobreponernos de alguna cualidad negativa de nuestra personalidad. 

Aquí el autor trae a la mesa la siguiente pregunta: ¿Si la búsqueda de la felicidad está en nuestra naturaleza, por qué debemos hacer tanto esfuerzo para emprender su búsqueda y en aprender a cómo cultivar acciones sanas que nos lleven a ella?

El DL  explica entonces que así como en la educación tradicional se contempla que  tenemos la capacidad natural de aprender, el conocimiento no llega solo a nosotres. Debemos brindarle dedicación y hacer grandes esfuerzos en nuestro entrenamiento.

De igual forma sucede con el entrenamiento de nuestra mente. Si bien tenemos la capacidad natural de reconocer las acciones saludables, debemos entrenarnos para poder aplicarlas en nuestra disciplina y en nuestra mente. 

Comenta que tradicionalmente este rol de decir lo que está bien o está mal era responsabilidad de la religión pero al ésta perder su prestigio y al no haber otras éticas seculares que la reemplacen, en la vida moderna parecería haber menos atención puesta en la necesidad de cultivar un estilo de vida sano y saludable.

Y es quizá también por esta razón, que debemos poner un esfuerzo extra en aprender este conocimiento. No basta con saber que actitudes como el amor y la compasión están en nuestra naturaleza como potencial sino que debemos realmente entrenarnos en ellas. 

Y como en todo, hay distintos niveles de aprendizaje, a medida que el nivel de educación se vuelve más sofisticado y más conocimiento se tenga sobre las emociones, sus causas y efectos, más efectiva será la búsqueda de la felicidad. 

Es por esto, que la educación emocional es de crucial importancia en nuestras vidas y tenemos que poder hacer estas inferencias sobre lo que determina nuestro estado de felicidad/infelicidad. 

Es importantísimo reconocer y ser conscientes que a través del aprendizaje y el entendimiento, podemos tener un real impacto en cómo interactuamos con los demás y cómo conducimos nuestro día a día. 

El DL remata este capítulo invitándonos a observar el sistema educativo de la sociedad moderna en donde el foco está más puesto en hacer personas más inteligentes o ingeniosas que en invitarnos a reconocer cuales son las acciones positivas que podemos cultivar para disciplinar nuestra mente. 

Aunque la sociedad moderna no lo enfatice, el mejor uso que podemos darle a nuestra inteligencia y conocimiento es el de hacer efectivos los cambios internos que nos lleven al desarrollo de un buen corazón. 


Este capítulo me encantó porque a pesar de reconocer que no es un camino simple, vamos introduciéndonos poco a poco en acciones concretas que podemos tener presentes para desarrollar hábitos saludables que nos conduzcan a una vida en felicidad. 

A nivel de la vida diaria actual, siento que podemos observar muchos de los conceptos que el libro nos presenta. 

Hoy le llamamos vínculo tóxico a quien se relaciona desde emociones negativas y por suerte, existen espacios de charla y más información sobre la educación emocional para la construcción de vínculos saludables con nosotres y otres.

También poco a poco gracias al feminismo vamos reconociendo patrones de conducta que, si bien a priori parecieran individuales y privados, afectan a toda la sociedad en conjunto. 

Por otro lado, toca un tema de conversación que personalmente en mí, lleva por lo menos 6 años dándome vueltas en la cabeza:
Ver cómo es cierto que el sistema educativo actual continúa siendo un espacio de desarrollo prioritario de la mente matemática-lógica y no tanto espacios de crecimiento ético, emocional y autodisciplinar que son urgentes y necesarios para la sociedad actual y futura. 

El conocimiento puede desarrollar una herramienta/tecnología, pero es la ética la que determina si será utilizada con un fin bueno o con uno destructivo. Sin ir más lejos, la bomba atómica y los resonadores magnéticos tienen la misma tecnología de fondo. 

¿Cómo usamos la tecnología que tenemos disponible sin ética/educación emocional?

Otro punto que me encanta de este capítulo es que si bien sus efectos son a nivel colectivo, la identificación de nuestras emociones, sus causas y sus efectos son una responsabilidad individual. Por supuesto la compañía y la guía son apoyos espejos, pero la observación y batalla es personal, individual y depende solo de que nosotres nos hagamos cargo de ella. 

Voy a que, por más ayuda que podamos recibir, nadie hará el trabajo por nosotres, así que quedarnos de brazos cruzados esperando que el otro haga, cambie o me diga que hacer, no tiene mucho sentido. 

¿Utilizamos la maravilla de la plasticidad de nuestro cerebro para poder moldear nuestra percepción?
El marketing y el capitalismo ya lo hacen sembrándote estímulos/semillas creadoras de necesidades innecesarias. 

¿Qué pasa si utilizamos la neuroplasticidad para moldearnos a nuestra propia voluntad para reforzar lo que sí y eliminar lo que ya no queremos?

¿Exploramos?

Te mando un gran abrazo y como dijo el Dalai, que utilices este día de forma positiva. 

Cariños,  Mercé


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